
Nací en un criadero de perros de raza en Estados Unidos. Alguien me trajo a Méxcio a vivir en un lugar de vidrio delante del cual pasaba mucha gente que me enseñaba los dientes...creo que algunos me querían morder.
Una persona me llevó a su casa. Al principio todo iba bien, había otro cachorro, pero raro, porque caminaba en dos patas y era grande, jugábamos...pero luego ya no.
Cuando yo era chiquito las personas me cargaban y me llevaban a su nido, una cosa suevecita y caliente...pero luego me compraron una cuevita y me la pasaba en un lugar liso, sin vista al interior de la casa o a los lugares desde donde venían sonidos de todo tipo.
Aprendí a ladrar...¨Tal vez alguien me escuhe del otro lado¨- , me dije, y...ladré y ladré...ladré bastante. Mi voz fue escuchada.Parece que la señora, mamá del otro cachorro, era bastante sensible a las voces con convicciones.
Ya con más de un año de edad y con las patas lisas de no usarse, conocí lo que es subir y bajar una escalera, tener opcion de estar en el sol o en la sombra, en lo suave o en lo rasposito... Mírenme!! Fui adoptado ya grande y me adapté a mi nueva vida...tal es el exito de mi especie: Adaptarse o a-d-a-p-t-a-r-s-e.
Vivir como un perro es una manera eficaz de meditar, es en contrar al verdadero perro que lleva uno dentro, sacarlo a paear, dejarlo ser su naturaleza, compartirlo con quienes no lo han descubierto en si mismos.
Yo, Huesos, sé que puedo ayudarte a ser un poco más animal y mucho más feliz.